Un Jour de merde

Hoy, de buen humor, vaya que sí: tengo una furgoneta muerta y lista para el desguace; el coche de mi suegra en la UCI; una cortacéspedes agonizante con sus piezas esparcidas aquí y allá; la casa en obras y hecha un ecce homo con un atractivo aroma a disolventes que me está poniendo un punto y un buen tipo dentro haciendo ruidos y ruidos… ¿Ah! La batidora, también jodida. Y no quiero seguir mirando por un justificado temor a que el cielo se desplome sobre mi cabeza, además me duele todo el cuerpo gracias a una salida en bici con un  estupendo viento en contra a la vuelta; creo que me duele hasta el reloj. Del estado de mis meninges hacia dentro, mejor no hablar: tremendos nubarrones. Creo que en un día parecido a éste Lenin se preguntó aquello de “Qué hacer”; recuerdo haber leído el panfletillo, pero he olvidado de que iba la respuesta, y por alguna razón cuyo simbolismo se me escapa, de repente, me ha venido el nombre de Armando Ghitalla al medio del coco, y eso sí que es raro porque la última vez que pensé en este tipo fue allá por el siglo pasado unos años antes de que la palmara (él: yo estoy en ello).

Armando nació en 1925 en un pueblo llamado Alpha (Illinois), o sea que empezó por el principio, pero no por eso se hizo famoso, qué coño, sino por ser el primer intérprete del Concierto para trompeta y orquesta del señor Hummel, es decir: Armando era trompetista, lo cual no quiere decir que bebiera demasiado, y lo que es peor, decidió ser trompetista a los ocho años: lo tenía claro, vaya, ¿queréis saber por qué? Pues os pueden decir lo que quieran, pero yo sé de buena tinta que lo hizo para librarse de la guerra, que le hubiera tocado en la Marina, cuerpo del ejército donde le mandaron en 1942 y donde –gracias a su previsión infantil- ingresó en su orquesta, de manera que no puso un pie fuera de los EEUU en todo el conflicto (¿ahora se dice así, no?). ¿Veis como conviene estudiar algo, jóvenes ilusos? A mí se ocurrió hacer náutica en vez de trompeta, también me mandaron a la Marina y me tiré un año preso en el penalBec de San Felipe (Ferrol): Bonitas vistas.

Así que como dije, fue el primer intérprete del famoso Concierto en Mi del nombrado Humell, que de primero se llamaba normal: Johan, pero de segundo –quién sabe por qué- le pusieron Nepomuk, que suena a esquimal, y eso que era de Presburgo (Hoy Bratislava), Austria imperial, vaya, y encima, discípulo de Mozart, y si buscáis por ahí un retrato suyo podréis comprobar que no tenía cara de esquimal, sino de coña (no de cona, que dicen los gallegos), como si se lo pasara bien, vamos,  y no me extraña, porque era bastante famoso, así que ligaría bastante y se pegaría sus francachelas austriacas.

En fin, a lo que iba, que me ha venido el nombre de Armando así, plaf, y me he dicho: “¿Por qué no les coloco a los muchachos el Concierto en Mi en mi blog? Quedo bien y me largo una entrada, para que nadie vaya diciendo que soy un vago y tengo el blog como el arpa de Bécquer.

Así que me he ido al socorrido YouTube y aquí lo tenéis simpáticas lectoras (me consta que sois más: gracias, me caéis mejor): El Concierto en Mi para trompeta y orquesta de Johan Nepomuk Humell interpretado por Armando Ghitalla con la Boston chamber ensemble dirigidos todos por el señor Pierre Moteaux.

 

https://www.youtube.com/watch?v=suLVKwOViM8